Si hay un país europeo en la última década en la que las opciones populistas de derecha parecen haber arraigado, ese es sin duda Austria. Desde 1995 el tradicional bipartidismo que imperaba en Austria entre el Partido Popular (ÖVP) y el Partido Socialdemócrata (SPÖ) se vio roto por la irrupción o mejor dicho renacimiento del FPÖ, el Partido Liberal, que estaba encabezado en esa época por un jóvem y polémico político llamado Jorg Haider. Con el paso de los años, Jorg Haider sería tras Jean Marie Le Pen la figura más destacada de la ultraderecha europea, y también al mismo tiempo inauguró todo un estilo de hacer política-espectaculo que ha encontrado eco en la mayoría de los paises europeos. En gran medida, la práctica política populista bebe mucho de las formas y métodos que Haider ensayó hasta el momento de su muerte en 2008.
Haider rescató al FPÖ de su ostracismo político hasta el punto de llegar a forzar una coalición de gobierno entre este partido y los democristianos del ÖVP. El FPÖ estaba considerado en aquel momento un partido extremista tanto por el resto de los partidos austriacos como por buena parte de la comunidad política europea, que llegó a amenazar a Austria con la expulsión de la Unión Europea si se admitía a Haider en el gabinete. Finalmente el polémico Haider tuvo que ceder, y aunque mantuvo a su partido en la coalición gubernamental, él no se implicó en el gobierno. Esta decisión sería años más tarde el detonante de su salida del FPÖ. En este caso la presencia del FPÖ en el gabinete esta representada por Susanne Riess-Passer, del ala más moderada del partido. Los enfrentamientos entre Haider (que disfrutaba desde 1993 del puesto de gobernador de Carintia, su estado natal) y Riess-Passer culminan en 2005 con la salida de Haider y de sus allegados del partido y la fundación de la Alianza para el Futuro de Austria (BZÖ en sus siglas en alemán).
Inicialmente, la salida del BZÖ a la escena política provocó que el enorme nicho de voto populista y crecientemente euroesceptico que había en Austria se dividiera, llevando a ambas formaciones a resultados muy discretos. Así el FPÖ perdió fuerza frente a los dos grandes partidos, que para complicar la situación habían decidido formar «grandes coaliciones» a nivel federal y regional para frenar el empuje del FPÖ. Mientras que el BZÖ realmente no llegó a contar con una base electoral fuerte, sino que se mantuvo gracias al empuje y el carisma personal de Haider en el estado de Carintia, donde era sin discusión la fuerza hegemónica hasta la muerte de este en un accidente de tráfico. El BZÖ quedó muy mermado de fuerza electoral a causa de las luchas de poder internas y sobre todo la torpe revelación del sustituto de Haider, Stefan Petzner, asegurando que Haider y él mantenían una relación sentimental. Esto disgustó profundamente al electorado del BZÖ, muy conservador, y erosionó la imagen del partido hasta conducirlo a la marginalidad política.
Por su parte, el FPÖ tuvo que atravesar también un delicado periodo de decadencia política y de aislamiento. Desde el primer momento el renacimiento que el FPÖ ha experimentado y que le puede conducir a lograr la victoria en las siguientes elecciones europeas ha sido obra de Heinz-Christian Strache. Este hombre sustituyó a Haider tras su expulsión del partido en la presidencia del mismo. Strache cultivó desde el primer momento una estrategia política muy semejante a la de Haider, con un estilo polémico, provocador y sobre todo subiendo el grado de sus declaraciones euroespecticas, ante el auge que este movimiento tomó en Austria en las elecciones de 2009. También es cierto que Strache rompió con la imagen de político «profesional» que cultivaba Haider: mientras a este le gustaba aparecer en público impecablemente vestido, Strache acostumbra a aparecer en vaqueros y americana. En este aspecto bien se podría decir que Strache ha actualizado la imagen que quizá Haider no supo o no quiso actualizar y que como ya se ha comentado en otras ocasiones resulta clave para estos partidos.
Sin embargo, el éxito de la política populista no se restringe solo a la acción propia de la derecha populista del FPÖ y el BZÖ. Que el populismo cala entre la población austriaca tiene otra muestra notoria en el exito fugaz pero contundente del Team Stronach. Este partido puramente personalista fue fundado por el millonario Frank Stronach. Definido como «euroescéptico fuerte», al contrario que el FPÖ y el BZÖ optó por ocupar parte de su espacio electoral defendiendo un populismo ultraliberal, proponiendo un fuerte recorte del estado del bienestar. Aunque ha cargado tintas contra la Unión Europea y el euro, al que acusan de acabar con la identidad nacional de Austria, el Team Stronach ha eludido meterse en los mismos jardines que el FPÖ y el BZÖ. Así es complicado encontrar alguna referencia al nazismo, la inmigración o la xenofobia entre sus mensajes. Más bien y por lo contrario, Stronach llegó a defender que un poco de inmigración no es negativa para el desarrolló económico de Austria. El partido cumplía todos los elementos de un «flash-party» tal como lo han definido los especialistas, con una crecimiento meteórico en un espacio de tiempo relativamente corto. Tras fundarse en 2012, el partido lograba ese mismo año 15 diputados en el Parlamento Federal, en gran medida por la decadencia del FPÖ y el BZÖ. La prueba de que estos partidos comparten electorado es que las actuales encuestas borran literalmente al Team Stronach de la escena política austriaca. Esto podría explicar en gran medida la recuperación del FPÖ y sobre todo la aparición de un nuevo partido liberal moderado como es NEOS, producto de la unión de varios pequeños partidos de centro desgajados del FPÖ por su radicalismo.
Finalmente tenemos que hacer un breve apunte obligado sobre la irrupción en la escena política austriaca de un último partido de corte euroescéptico: Los Reformistas Conservadores (REKOS). Este partido esta fundado por ex-eurodiputado del FPÖ y BZÖ, Ewald Stadler. La estrategia política de REKOS, al contrario que sus predecesores, no se basa tanto en el populismo económico y en la polémica barata, sino que aboga por un mensaje muy euroespectico, pero desde una visión conservadora tradicional, buscando en este caso el electorado conservador que el ÖVP ha ido perdiendo y que en gran medida se hallaba huerfano. Sobre el comportamiento electoral de REKOS poco se puede decir por ahora, puesto que las elecciones europeas de 2014 supondran su debut político, pero si es cierto que hasta ahora ninguna encuesta de las que nos llegan desde Austria le otorga representación; es más, ni siquiera es tenido en cuenta.
Así pues, cabe hacer una reflexión a modo de cierre de esta entrada, y es: ¿porque en Austria el discurso populista ha calado con tanta fuerza? Realmente no parece tanto que haya una gran base electoral para el populismo derechista, sino más bien que muchas siglas aspiran a repartirse un nicho electoral que apenas llega al 15% del electorado. De todos los partidos que aspiran a ello (FPÖ, BZÖ, Stronach, REKOS) realmente solo el primero de estos está en condiciones de representar una opción real de voto.Y esto lleva a pensar que pese a que el voto populista siempre suele ser una opción de castigo frente a los viejos partidos – y en el caso de Austria no ha razones para pensar lo contrario – realmente el electorado acaba refugiandose en opciones ya conocidas. El FPÖ tiene una trayectoria política de más de 50 años, y pese a la dura competencia que ha recibido de otros partidos, parece salir airoso de todos los envites que le han lanzado, en especial el que representó el surgimiento del BZÖ. Así pues, no creemos que Austria represente una anomalía electoral con respecto a otros países con escenarios políticos semejantes. Más bien nos inclinamos en pensar que el FPÖ no ha supuesto una ruptura sistemica del tipo que lo puede ser el FN en Francia o el PVD en Holanda. Es más bien un partido sistemico que juega a ser «antisistema» con un mensaje populista y polémico, pero que realmente se dirige a un mismo electorado: de ciudad pequeña o rural, liberal en lo económico y conservador en lo social. La prueba es que ni ha logrado batir a la izquierda en las grandes ciudades austriacas y tampoco ha logrado capitalizar la totalidad del voto «antisistema» (en Austria más alineado con Los Verdes).