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Si hay un país europeo en la última década en la que las opciones populistas de derecha parecen haber arraigado, ese es sin duda Austria. Desde 1995 el tradicional bipartidismo que imperaba en Austria entre el Partido Popular (ÖVP) y el Partido Socialdemócrata (SPÖ) se vio roto por la irrupción o mejor dicho renacimiento del FPÖ, el Partido Liberal, que estaba encabezado en esa época por un jóvem y polémico político llamado Jorg Haider. Con el paso de los años, Jorg Haider sería tras Jean Marie Le Pen la figura más destacada de la ultraderecha europea, y también al mismo tiempo inauguró todo un estilo de hacer política-espectaculo que ha encontrado eco en la mayoría de los paises europeos. En gran medida, la práctica política populista bebe mucho de las formas y métodos que Haider ensayó hasta el momento de su muerte en 2008.

Partido Liberal

Logo del Partido Liberal

Haider rescató al FPÖ de su ostracismo político hasta el punto de llegar a forzar una coalición de gobierno entre este partido y los democristianos del ÖVP. El FPÖ estaba considerado en aquel momento un partido extremista tanto por el resto de los partidos austriacos como por buena parte de la comunidad política europea, que llegó a amenazar a Austria con la expulsión de la Unión Europea si se admitía a Haider en el gabinete. Finalmente el polémico Haider tuvo que ceder, y aunque mantuvo a su partido en la coalición gubernamental, él no se implicó en el gobierno. Esta decisión sería años más tarde el detonante de su salida del FPÖ. En este caso la presencia del FPÖ en el gabinete esta representada por Susanne Riess-Passer, del ala más moderada del partido. Los enfrentamientos entre Haider (que disfrutaba desde 1993 del puesto de gobernador de Carintia, su estado natal) y Riess-Passer culminan en 2005 con la salida de Haider y de sus allegados del partido y la fundación de la Alianza para el Futuro de Austria (BZÖ en sus siglas en alemán).

Alianza para el Futuro de Austria

Logo de la Alianza para el Futuro de Austria

Inicialmente, la salida del BZÖ a la escena política provocó que el enorme nicho de voto populista y crecientemente euroesceptico que había en Austria se dividiera, llevando a ambas formaciones a resultados muy discretos. Así el FPÖ perdió fuerza frente a los dos grandes partidos, que para complicar la situación habían decidido formar «grandes coaliciones» a nivel federal y regional para frenar el empuje del FPÖ. Mientras que el BZÖ realmente no llegó a contar con una base electoral fuerte, sino que se mantuvo gracias al empuje y el carisma personal de Haider en el estado de Carintia, donde era sin discusión la fuerza hegemónica hasta la muerte de este en un accidente de tráfico. El BZÖ quedó muy mermado de fuerza electoral a causa de las luchas de poder internas y sobre todo la torpe revelación del sustituto de Haider, Stefan Petzner, asegurando que Haider y él mantenían una relación sentimental. Esto disgustó profundamente al electorado del BZÖ, muy conservador, y erosionó la imagen del partido hasta conducirlo a la marginalidad política.

Por su parte, el FPÖ tuvo que atravesar también un delicado periodo de decadencia política y de aislamiento. Desde el primer momento el renacimiento que el FPÖ ha experimentado y que le puede conducir a lograr la victoria en las siguientes elecciones europeas ha sido obra de Heinz-Christian Strache. Este hombre sustituyó a Haider tras su expulsión del partido en la presidencia del mismo. Strache cultivó desde el primer momento una estrategia política muy semejante a la de Haider, con un estilo polémico, provocador y sobre todo subiendo el grado de sus declaraciones euroespecticas, ante el auge que este movimiento tomó en Austria en las elecciones de 2009. También es cierto que Strache rompió con la imagen de político «profesional» que cultivaba Haider: mientras a este le gustaba aparecer en público impecablemente vestido, Strache acostumbra a aparecer en vaqueros y americana. En este aspecto bien se podría decir que Strache ha actualizado la imagen que quizá Haider no supo o no quiso actualizar y que como ya se ha comentado en otras ocasiones resulta clave para estos partidos.

Heinz-Christian Strache durante un discurso, alzando una jarra de cerveza (Foto: AP)

 

Sin embargo, el éxito de la política populista no se restringe solo a la acción propia de la derecha populista del FPÖ y el BZÖ. Que el populismo cala entre la población austriaca tiene otra muestra notoria en el exito fugaz pero contundente del Team Stronach. Este partido puramente personalista fue fundado por el millonario Frank  Stronach. Definido como «euroescéptico fuerte», al contrario que el FPÖ y el BZÖ optó por ocupar parte de su espacio electoral defendiendo un populismo ultraliberal, proponiendo un fuerte recorte del estado del bienestar. Aunque ha cargado tintas contra la Unión Europea y el euro, al que acusan de acabar con la identidad nacional de Austria, el Team Stronach ha eludido meterse en los mismos jardines que el FPÖ y el BZÖ. Así es complicado encontrar alguna referencia al nazismo, la inmigración o la xenofobia entre sus mensajes. Más bien y por lo contrario, Stronach llegó a defender que un poco de inmigración no es negativa para el desarrolló económico de Austria. El partido cumplía todos los elementos de un «flash-party» tal como lo han definido los especialistas, con una crecimiento meteórico en un espacio de tiempo relativamente corto. Tras fundarse en 2012, el partido lograba ese mismo año 15 diputados en el Parlamento Federal, en gran medida por la decadencia del FPÖ y el BZÖ. La prueba de que estos partidos comparten electorado es que las actuales encuestas borran literalmente al Team Stronach de la escena política austriaca. Esto podría explicar en gran medida la recuperación del FPÖ y sobre todo la aparición de un nuevo partido liberal moderado como es NEOS, producto de la unión de varios pequeños partidos de centro desgajados del FPÖ por su radicalismo.

Equipo Stronach

Logotipo del partido Team Stronach

Logo de REKOS

Logo de REKOS

Finalmente tenemos que hacer un breve apunte obligado sobre la irrupción en la escena política austriaca de un último partido de corte euroescéptico: Los Reformistas Conservadores (REKOS). Este partido esta fundado por  ex-eurodiputado del FPÖ y BZÖ, Ewald Stadler. La estrategia política de REKOS, al contrario que sus predecesores, no se basa tanto en el populismo económico y en la polémica barata, sino que aboga por un mensaje muy euroespectico, pero desde una visión conservadora tradicional, buscando en este caso el electorado conservador que el ÖVP ha ido perdiendo y que en gran medida se hallaba huerfano. Sobre el comportamiento electoral de REKOS poco se puede decir por ahora, puesto que las elecciones europeas de 2014 supondran su debut político, pero si es cierto que hasta ahora ninguna encuesta de las que nos llegan desde Austria le otorga representación; es más, ni siquiera es tenido en cuenta.

Así pues, cabe hacer una reflexión a modo de cierre de esta entrada, y es: ¿porque en Austria el discurso populista ha calado con tanta fuerza? Realmente no parece tanto que haya una gran base electoral para el populismo derechista, sino más bien que muchas siglas aspiran a repartirse un nicho electoral que apenas llega al 15% del electorado. De todos los partidos que aspiran a ello (FPÖ, BZÖ, Stronach, REKOS) realmente solo el primero de estos está en condiciones de representar una opción real de voto.Y esto lleva a pensar que pese a que el voto populista siempre suele ser una opción de castigo frente a los viejos partidos – y en el caso de Austria no ha razones para pensar lo contrario – realmente el electorado acaba refugiandose en opciones ya conocidas. El FPÖ tiene una trayectoria política de más de 50 años, y pese a la dura competencia que ha recibido de otros partidos, parece salir airoso de todos los envites que le han lanzado, en especial el que representó el surgimiento del BZÖ. Así pues, no creemos que Austria represente una anomalía electoral con respecto a otros países con escenarios políticos semejantes. Más bien nos inclinamos en pensar que el FPÖ no ha supuesto una ruptura sistemica del tipo que lo puede ser el FN en Francia o el PVD en Holanda. Es más bien un partido sistemico que juega a ser «antisistema» con un mensaje populista y polémico, pero que realmente se dirige a un mismo electorado: de ciudad pequeña o rural, liberal en lo económico y conservador en lo social. La prueba es que ni ha logrado batir a la izquierda en las grandes ciudades austriacas y tampoco ha logrado capitalizar la totalidad del voto «antisistema» (en Austria más alineado con Los Verdes).

 

Si el euroescepticismo no es un patrimonio propio solo de los ingleses, si es verdad que en este país es donde quizá se ha dejado entrever un mayor sentimiento euroesceptico, que en algunos casos ha evolucionado en una abierta eurofobia, un neologismo  al que quiza muy pronto nos tengamos que acostumbrar. Y en este antieuropeismo ha jugado un papel clave, prácticamente decisivo, la nueva sensación de la política inglesa: Nigel Farage y su Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP en sus siglas inglesas).

Logo del UKIP

El UKIP es un partido fundado en 1993 por parte de personas del ala más euroesceptica del Partido Conservador. Desde el primer momento se combinó un populismo conservador y nacionalista con un exacerbado ultraliberalismo en el plano económico. Su principal argumento ha sido siempre las imposiciones que Europa impone al Reino Unido. El partido ha tenido una trayectoria desigual, en cuanto que solo ha presentado algún tipo de relevancia pública en las elecciones europeas (actualmente posee 11 eurodiputados), mientras que en las elecciones internas inglesas no ha tenido ninguna relevancia (no ha sacado nunca representación en la Cámara de los Comunes y solo ha obtenido unos pocos concejales en los ayuntamientos).

Sin embargo, como sucede con otras muchas formaciones políticas de este signo, el UKIP ha tenido que esperar a la llegada de una personalidad destacada y atrayente para empezar a despegar políticamente. Y en este caso, esta persona es Nigel Farage. Militante destacado desde hace tiempo del UKIP, Farage es hoy en día uno de los rostros políticos más conocidos del Reino Unido gracias a su discurso populista, extremadamente demagogico y políticamente «incorrecto», directo y vulgar en ocasiones, que combina de forma agil con una apariencia pública de exquisito ‘gentleman’ inglés.

Nigel Farage (fuente: Wikipedia)

Al contrario que otros líderes populistas europeos, Farage no se empeña en hablar al electorado urbanita, trabajador y antiguo votante de la izquierda. Por lo contrario su estrategia política se centra en robarle votos a los conservadores, en especial en las areas rurales, donde más extendido está en la actualidad. Ya en las elecciones municipales de 2013, el UKIP ha logrado casi 230 concejales en todo el Reino Unido, lo que revela que el discurso populista y antieuropeo ha calado con fuerza. En este año 2014, todas las alarmas se disparaban en el Reino Unido cuando las primeras encuestas electorales llegaban a dar al UKIP como ganador de las elecciones europeas en el Reino Unido con casi un 25% de los votos.

El UKIP ha logrado este éxito como se comentaba gracias a un discurso en el que se combinan propuestas económicas ultraliberales (muy arraigadas en un país como el Reino Unido) con un discurso conservador no exento de polémicas cuidadosamente seleccionadas. En otras ocasiones ha sugerido salirse de la Unión Europea de forma unilateral y a ese respecto ha defendido la realización de un referendum. Tal es la fuerza que tomó esta propuesta que los mismos conservadores se vieron obligados a incluir este punto en su programa de gobierno. También ha mostrado una posición crítica hacia la política inmigratoria realizada por el Reino UNido, proponiendo limitarla e incluso cerrar las fronteras británicas, relacionando esta inmigración con la tasa de desempleo que sufre el país.

Cartel electoral del UKIP en las pasadas elecciones municipales. Observese los temas a los que alude en el cartel.

En cualquier caso, al auge del UKIP no dejan de contribuir dos elementos externos a la formación política. Por un lado el fuerte impulso que han tomado opciones políticas similares a la suya en toda Europa, destacando los casos del FN en Francia, Alternative für Deutschland en Alemania o el Partido de la Libertad en Holanda, y que cabe suponer que puedan tener un efecto contagio en el electorado británico. Por otro, menos influyente, es el fuerte desprestigio en el que está sumida la extrema derecha británica, encabezada por el British National Party (BNP) y el desgaste propio del gobierno del Partido Conservador. Farage ha querido aprovechar estas circunstancias en su favor. Y tal como apuntan las encuestas, todo apunta a que en efecto, el UKIP logrará un magnifico resultado el próximo 25 de mayo.

En los últimos días hemos tenido ocasión de ver como en Suiza ha sido aprobado un referendum en el que los suizos acuerdan limitar de forma importante la entrada de inmigrantes procedentes de países miembros de la Unión Europea (UE). Este viene a ser el último paso de una larga serie de medidas reestrictivas que se han ido aprobando en el país alpino y que tiene su origen en el auge de la Unión Democrática de Centro (SVP/UDC).

Logo del partido

Realmente el SVP/UDC es el verdadero objeto de estudio de esta entrada.  Empezo siendo un pequeño partido de corte liberal que logra entrar en el Consejo suizo por primera vez en 1975 con 25 diputados. Por entonces la política suiza se hallaba dominada por las fuerzas tradicionales (liberales, democristianos y socialdemócratas). A partir de 1995, con motivo de la paulatina recuperación de los países de la Europa del Este y los flujos migratorios procedentes de los Balcanes (en su mayoría gente que huía de la guerra que estaba teniendo lugar allí). A su antiguo mensaje de conservadurismo tradicional empezó entonces a explotar un programa con una fuerte carga nacionalista y sobre todo contra la inmigración, un mensaje que por otro lado no tenía nada de innovador si lo comparamos con los mensajes que puedan explotar otros líderes políticos como Le Pen en Francia o Haider en Austria.

Lo verdaderamente curioso es el eco que dichas ideas hallaron entre la sociedad suiza. Al igual que otras sociedades con economías estables y políticas sociales, los suizos habían logrado un altisimo nivel de bienestar, fundamentado sobre todo en una fiscalidad muy alta y equlibrada y su atractivo para lograr inversiones (sobre todo financieras) del exterior además de un aceptable tejido industrial y un buen sector turistico. Durante los años 70 y 80, un periodo dominado sobre todo por gobiernos socialdemócratas y liberales, Suiza se abrió a Europa rompiendo su tradicional aislamiento. Así pues, no resulta extraño que en este contexto, SVP/UDC usara un lenguaje populista y nacionalista en el cual todas estas medidas significaban el final del proverbial estado del bienestar suizo. Tras 2001, el SVP/UDC agregaría a sus lineas ideológicas una creciente islamofobia (consecuencia directa de los atentados del 11-S) un mensaje que además fue reforzado con la aparición pública de una numerosa comunidad islámica en las ciudades suizas. Así, su primer éxito masivo sería la victoria en un referendum por el cual se prohibía la construcción de minaretes de mezquitas en Suiza, alegando que ya había «suficientes».

Cartel del SVP/UDC contra la construcción de minaretes en Suiza

Con su constante participación en el Consejo Federal, el SVP pudo ir patrocinando medidas que paulatinamente han ido llevando al país hacia un fuerte aislacionismo, siempre declarando estar defendiendo el magnifico estado del bienestar suizo, y que una inmigración masiva podría dar al traste al tener que aumentar los gastos públicos de manuntención a esa inmigración. Paradojicamente, el SVP/UDC también defiende una fuerte bajada de los impuestos, acabar con gran parte de los subsidios (por ejemplo los de guardería) e incentivar la privatización de los servicios públicos, motivo por el cual también se opone a cualquier medida que suene a socialismo, y por supuesto a cierta cantidad de medidas de signo progresista (aborto, eutanasia, matrimonio homosexual). En esta linea, el SVP/UDC tiene poca diferencia con los restantes partidos populistas europeos como el FN de Le Pen, el FPÖ de Haider o el PvDD de Wilders en Holanda. Su principal diferencia es quizá que ahora mismo sea el partido más poderoso de Suiza y que haya conseguido superar el tradicional Rubicón de este tipo de partidos.

Y es que según defienden numerosos autores, como J.L Rodriguez Jimenez [1] o Xavier Casals [2], estos partidos tienen una notoria incapacidad para ejercer acciones de gobierno. Su principal activo político resulta de su condición de partidos ‘anti sistema’ o partidos ‘contracorriente’, esto es, un mensaje basado en ir contra el gobierno y no ejercerlo. Pues bien, el SVP/UDC parece haber roto con ese estigma y no solo eso, sino que ha asegurado una buena fuente de votos y una base social estable con estas medidas. Ya sea por la defensa del estado del bienestar contra una inmigración parasitaria o ya sea por una puro sentimiento nacionalista, el SVP/UDC ha logrado un mensaje que cala con fuerza entre amplias capas de la población suiza.

El popular cartel de las «ovejas», imitado en media Europa por otros partidos populistas y ultraderechistas.

Con el referendum votado en febrero de 2014, en el que Suiza limita la entrada de inmigración de paises miembros de la Unión Europea, el SVP/UDC culmina un largo proceso de aislamiento al restringir una inmigración que hasta hace poco no era mal vista en el país helvético, sobre todo porque suele ser una inmigración especializada (la mayoría eran personas con formación universitaria) y que solía afluir en condiciones de legalidad (casi siempre con la expectativa de hallar un mejor trabajo que en sus países de origen). También resulta muy interesante observar no obstante que la Suiza urbana en general rechazó este referendum y que el ‘si’ gano sobre todo en zonas rurales. Así, los cantones de Zurich, Ginebra, Basilea o Friburgo rechazaron esta propuesta en algún caso por más del 60% de los votos, y en otras regiones como Berna alcanzó un poco más del 50%. Así, fundamentalmente el referendum sale adelante gracias a un voto rural, de mentalidad abiertamente conservadora. Un dato a tener en cuenta sobre la mentalidad de los suizos.

Votación según cantones en el referendum propuesta por el SVP/UDC en feb.2014 (Fuente: Wikipedia). En rojo cantones que rechazan la propuesta, en verde lo que la aceptan.

En definitiva, Suiza se ha convertido en la última década en el perfecto campo de pruebas de un populismo ultraconservador y derechista que se está expandiendo con singular rapidez por toda Europa y que en Suiza ya cuenta con un tiempo de rodaje. Una experiencia perfecta para líderes como Le Pen, Wilders o Farage cuando se encuentren en una situación de poder en sus propios paises. Una situación que, visto lo visto, podría no tardar demasiado en llegar.

[1] ver Jose Luis Rodriguez Jimenez: «La extrema derecha europea». Madrid, 2004

[2] Xavier Casals Meseguer: «Ultrapatriotas». Barcelona, 2003

 

Que sigue habiendo neonazis en toda Europa es un hecho. Y lo peor es que de cuando en cuando asoman sus cabezas del habitual pozo de marginalidad en el que están sumidos y nos dejan noticias que son como poco preocupantes. En este caso, el hecho ha sido la victoria electoral de un partido neonazi en una populosa región de Eslovaquia. El partido se llama Partido Popular – Nuestra Eslovaquia (LSNS) [web en eslovaco], y el candidato a gobernador de Banska Bystrica era su lider, Marian Kotleba, un antiguo profesor de instituto que ha profesado repetidamente su veneración por Hitler y por sus políticas.

Logo del Partido Popular – Nuestra Eslovaquia

Para entender como en un país que sufrió como todos los de la Europa del Este los horrores del nazismo en la II Guerra Mundial ha logrado imponerse de nuevo un candidato cercano a esta filiación, tendriamos que ver que tipo de discurso ha hecho Kotleba en la campaña. Obviamente no parece claro que su mensaje fuera invadir Francia o Polonia, quemar judios o cosas semejantes. Pero tampoco se tomó muchas molestias en ocultar el racismo en su campaña. Desde hace años, el objetivo preferido de Kotleba y su LSNS han sido los gitanos, a los que ha acusado en repetidas ocasiones de ser «parasitos sociales» e incluso en las elecciones generales de 2009 llegó a pedir el voto para su partido prometiendo «eliminarlos». También ha cargado con cierta frecuencia contra la minoría hungara, particularmente fuerte en el sur de Eslovaquia, y por supuesto, no ha escatimado en mensajes homofobos ni en el ultranacionalismo propio de este tipo de grupos. A ello se ha de unir que el LSNS no ha renunciado en forma alguna a la violencia (patrocinando en diversas ocasiones ataques contra asentamientos gitanos) e incluso lleva cierta estética pública de corte paramilitar y con un recuerdo inconfundible a los nazis del Tercer Reich

Marian Kotleba, lider del partido

Sea como sea, tampoco hay que dejarse llevar totalmente por el pesimismo, pese a la sensación de apocalipsis que algunos medios han llegado a transmitir. Casi todos los analistas coinciden en que este es un fenomeno aislado, un caso de voto protestatario por parte de una parte importante de la población frente a unos partidos tradicionales que son incapaces de dar respuestas a una problemática local importante. En efecto Eslovaquia (y no solo este país) está sufriendo en la actualidad un importante problema de choque cultural entre etnias: por un lado una mayoría eslava de clase media que sufre aun todavía los rigores de los durisimos ajustes económicos que esta zona lleva viviendo desde hace dos décadas y por el otro lado unas minorías raciales o étnicas (gitanos, hungaros, alemanes) con cierta entidad numérica y que reciben ayudas por parte del Estado para favorecer su integración. Como siempre, esta situación suele ser el caldo de cultivo idoneo para que se formen populismos y que, de cuando en cuando, estos populismos reciban un voto masivo de unos ciudadanos ya hartos de la situación. Aun conservando sus diferencias, pero el crecimiento del LSNS recuerda mucho al experimentado por Amanecer Dorado en Grecia: ambas eran formaciones que apenas tenían el apoyo del 0,5% del electorado y que, en un momento dado y gracias a circunstancias anómalas, se ven catapultados electoralmente. Relamente serán las elecciones europeas del año que viene las que nos ayuden a calibrar el grado real de penetración que tiene este partido entre los eslovacos.

Por último, y a modo de detalle ciertamente tranquilizador, conviene destacar que el cargo de gobernador en Eslovaquia no reviste el poder en que tiene en otros países. El gobernador es poco menos que una especie de delegado del gobierno, con escasa capacidad de maniobra y muy dependiente de las instrucciones de aquel. Aun así, este hecho ha conmocionado a la sociedad eslovaca, y seguramente haya sido el punto detonante de un amplio movimiento político en este país, algo que tampoco es nuevo, puesto que la victoria de formaciones extremistas ya ha provocado reacciones políticas de calado antes en países como Francia, Bélgica, Finlandia, Austria o Grecia.

 

Empezamos con esta entrada, que pretendo que sea la primera de una serie de entradas sobre la presencia que la extrema derecha y el populismo van a tener en las próximas elecciones europeas que se celebran el año que viene.

Logotipo del Front National francés

En este caso, es casi obligado ir abriendo boca con la formación que lleva siendo el referente de los ultraderechistas europeos en los últimos 30 años, como es el Front National francés. En la actualidad esta formación esta encabezada por Marine Le Pen, la hija del histórico dirigente Jean Marie Le Pen. Y en este caso, bien podriamos decir que Le Pen se encuentra ante una ocasión histórica para llevar al FN a lo más alto de la tabla electoral. Francia se encuentra sumida en la actualidad en una fuerte decepción política: la derecha gaullista no ha recuperado el crédito perdido tras el discutible gobierno de Nicolás Sarkozy. Por su lado, los primeros meses de François Hollande tampoco han contribuido a asentar la mayoria que los socialistas franceses consiguieron en las pasadas elecciones legislativas, sino más bien todo lo contrario: Hollande esta perdiendo popularidad de forma alarmante. El resto del espectro político también sufre la desconfianza de buena parte del electorado galo: la izquierda, agrupada en torno al Partido Comunista, no lográ remontar el voto tras el sonoro fracaso de Jean-Luc Melenchon en las pasadas elecciones a la Asamblea. Europe Ecologie-Les Vertes demasiado tienen con aguantar su electorado y evitar la perdida de popularidad que les apareja su participación en el gobierno de Hollande, y el centro liberal sigue fraccionado y muy poco visibilizado.

Marine Le Pen, actual lider del Front National

Frente a todos ellos emerge como clara alternativa el Front National de Marine Le Pen, en el que además comienzan a comparecer los resultados de una identidad de partido larguisimamente cultivada por su padre Jean-Marie y que su hija ha sabido proseguir con gran inteligencia. Ahora mismo el FN esta en una clara situación de poder arrebatar voto por igual tanto a la derecha como a la izquierda, haciendo uso, por supuestisimo, de un populismo que en muchas otras ocasiones ha dado grandes resultados. A ello debe unirse que las elecciones europeas han sido siempre el escenario ideal para el FN, unido a cierta tendencia del electorado a emitir un voto más protestatario que ideológico en estos comicios. Las elecciones europeas tienen un componente clave para el FN en el sentido en que permiten explotar un componente capital en el ideario del FN, como es el nacionalismo. Especialmente dificil resulta esto en una escena política en la que prácticamente todos los partidos hacen gala de cierto nacionalismo francés. En este caso, el FN se presenta frente a su electorado como un partido auténticamente nacionalista, contrastandolo con las posiciones europeistas de gaullistas, socialistas, verdes y comunistas. Ya hace años, J-M Le Pen tachó a la Unión Europea de «burocracia trituradora de naciones», ha tenido una posición muy crítica con la moneda única, y bien pudo apuntarse el tanto del «no» del electorado francés al Tratado de Lisboa en 2008.

Aparte del nacionalismo, los Le Pen han tenido especial cuidado de formular una alternativa política que les ha permitido poder disputar de forma exitosa un voto que  socialmente no hubieran conseguido captar. Así, han logrado arrebatar votos a la izquierda combinando un mensaje fuertemente populista (especialmente en areas rurales) con propuestas sociales que podrían sonar progresistas, pero que en absoluto lo son. Así, se han logrado atraer el voto trabajador de zonas como Marsella (donde el PCF era mayoritario) a costa de criminalizar a los inmigrantes. Por lo contrario, también logran calar entre los votantes de la derecha tradicional con un discurso muy conservador en lo social y muy liberal en lo económico, sobre todo destinado a pequeños empresarios y clases medias, como por ejemplo su declarada hostilidad hacia los impuestos. En definitiva, son propuestas muy teñidas de populismo (principal arma electoral del FN), pero que le han reportado un gran éxito electoral a corto plazo y le han permitido sobre todo crearse una importante fuerza electoral en Francia, que si no tiene resultados más palpables es realmente por una ley electoral hecha fundamentalmente para frenar al FN.

Sin embargo, para las elecciones europeas del año que viene, posiblemente ese cordón sanitario legal sea insuficiente para frenar a un FN que alcanza ya el 24% de intención de voto (según una encuesta que hizo pública ‘Le Nouvel Observatour’) [link]. Esto supondría sin duda ninguna un resultado histórico ya no para el FN sino para el conjunto de la ultraderecha europea, ya que el «efecto contagio» que estos resultados pueden tener en países con ultraderechas fuertes como pueden ser Holanda, Austria, Alemania o el Reino Unido pueden provocar terremotos políticos de cierta magnitud. Y si no se produjesen, Marine Le Pen ya se está encargando de facilitarlos en sus posibilidades, como demuestra sus recientes encuentros con destacados líderes de la ultraderecha europea, como el holandes Geert Wilders. Si es solo una amenaza fantasma o si de verdad Francia se encamina hacia un terremoto político se sabrá en mayo del año que viene.

Le Pen (izq.) con el lider populista holandés Geert Wilders